Si tuviera que definir qué es para mí la fotografía, creo que me enfrentaría a un pequeño problema pues no podría hacerlo desde términos absolutamente objetivos. Por supuesto, para mí es un arte y por ende un medio de expresión, es MI medio de expresión. Mi concepción acerca de la fotografía la puedo definir con cuatro vertientes.
La fotografía es deseo: No entendida como un deseo erótico sino un deseo de tener, de recordar. Me viene a la mente la secuencia de Blade Runner(1) en donde el personaje de Roy Batty, el líder replicante le pregunta a Leon Kowalski: Did you get your precious photos? (¿Tienes tus preciadas fotos?) como una manera de seguir recordando. O el film Amnesia (2) (Memento) donde le personaje depende de las imágenes instantáneas de su Polaroid para no olvidar. Fue la motivación de mi primer acto fotográfico al intentar captar imágenes de la televisión a principios de los ochenta con una vieja cámara de formato 110 y de ahí la compulsión de tomar fotografías en eventos familiares y al terminar la educación media superior, físicamente poseer un instante que puesto en contexto es la sucesión de mil imágenes mentales. Permitir liberar a la mente para que las fotografías recuerden por nosotros, como el CD-ROM de Pedro Meyer: I photograph to forget.(3) (Fotografío para olvidar).
La fotografía es pasión: Una vez encontrado es medio de expresión al que hago alusión líneas arriba, la fotografía se ha convertido en una pasión no solo desde el punto de vista del análisis de la imagen o la revisión constante de libros de fotógrafos o sobre fotógrafos sino una verdadera pasión por la génesis del arte fotográfico, a tal grado que dejé de leer la Historia de la Fotografía (4) un buen tiempo al pensar que podría intentar practicar los procesos históricos ahí descritos, cosa que eventualmente pude hacer con el tiempo. La pasión tal vez se había convertido ya en obsesión. Es pasión en el sentido de “amar” la profesión.
La fotografía es magia: A pesar de conocer las variables físicas de la luz, la química, los negativos, los papeles y demás parafernalias técnicas que conllevan el quehacer fotográfico, aún me maravillo de los resultados obtenidos y más con el tipo de fotografía que hago como es el caso de la estenopéica. Es volver a tener la capacidad de asombro que este mundo mediatizado nos ha arrebatado y que la fotografía digital no presta. Es descubrir algo de mí mismo a través de las imágenes, lo que nos lleva al siguiente punto.
La fotografía es terapia: A riesgo de parecer con esta declaración como un Woody Allen Región 4, la fotografía me ha hecho pasar momentos extraordinarios y olvidar muchos problemas que la vida diaria y rutinaria me ha impuesto. Largas sesiones para pulir una placa de plata o tratar de sensibilizar una placa de vidrio con colodión húmedo, experimentos no siempre fructíferos pero que aumentan el deseo (de nuevo) de continuar fotografiando. Así, la fotografía ha sido fiel compañera e infinitamente más barata y eficaz que cualquier psicólogo, psicoterapeuta, psiquiatra o médico relacionado con la “salud mental”.
En suma, como Jean Cocteau decía: “la fotografía es la única manera de matar a la muerte” (5) o más específico, en palabras de Eric Jervaise: “Concretar la existencia en un instante es una fotografía” (6).
1 Ridley Scott, 1982
2 Christopher Nolan, 2000
3 FONTCUBERTA, Joan; El beso de Judas; Editorial Gustavo Gili
4 SOUGEZ, Marie-Loup; Historia de la Fotografía; Ediciones Cátedra Arte
5 Citado por la Excelentísima Embajadora de Suecia en México Erica Lindstedt en la presentación del Premio Hassleblad para Graciela Iturbide (Centro de la Imagen, 8 de marzo de 2008)
6 Citado por Rebeca Monroy Nasr en la presentación del libro Fronteras de Eric Jervaise (Centro de la Imagen, 5 de julio de 2007)
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